Los estudios científicos más recientes revelan datos para conocer la verdadera historia de esta pieza, que se confeccionó después de 1620

En las bodegas del Museo del Quai Branly, en París, permanecía hasta hace poco una pieza de plumaria antigua que aún guarda secretos. El penacho de Cuauhtémoc, un objeto circular de 28 centímetros recubierto por un textil y reforzado con cuatro varillas, llegó a Europa desde América hace más de 100 años. Aunque lleva ese nombre, los expertos que lo estudian saben con seguridad que no es un tocado –sería imposible ponérselo en la cabeza– y ahora también tienen la certeza de que no hay manera de que haya pertenecido al último emperador mexica: el artefacto fue confeccionado entre los siglos XVII y XVIII, según los últimos resultados obtenidos por los científicos. Los indicios apuntan, además, a que se hizo en Sudamérica. A pesar de ello, estos días se expone en México en el marco de las conmemoraciones por la caída de Tenochtitlán y el Bicentenario de la Independencia.
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