Entre el vulgo emplumado hay un malentendido muy generalizado y lleno de imprecisiones. O diré, son varios, pero todos en distintas dimensiones, parten de la misma fuente. Iré entre ellos sin distinción de origen o por relevancia y no acusaré a intenciones presuntuosas aunque suele haberlas. Que quede limpio el texto.
Es frecuente escuchar el término “el traje de la Corporación de Concheros”, “el uniforme de la Corporación…”, “la enagua de la Corporación”. Anda uno caminando en Tlatelolco en día de obligación ritual y una tribu en particular y por allí, pareciera ser esa “Corporación de viejitos que aún usan falda…”, no lo son si hablamos del grupo del Capitán General Miguel Luna, heredero del Capitán General Manuel Luna Cuevas que, a su vez, se formó con un Capitán de Conquista de la Reliquia General que se llamó Manuel Domínguez. En la Corporación de Concheros de México, Sociedades Unidas, en sus diversas ramas y refundaciones usan el mismo tipo traje que este otro grupo de danza de Conquista pero uno/unos y otro no pueden ser más distintos desde su punto de partida en organización tanto como son realmente parecidos en su desempeño musical, coreográfico y espiritual. De allí una primera confusión.
El uniforme de “faldilla” no es el “uniforme de la Corporación”. Le usa pero no le es exclusivo. La faldilla y su uniforme es el atavío ceremonial contemporáneo de la danza Chichimeca de Conquista. Para los grupos que mencioné, este traje es la variante en la Gran Tenochtitlán pero en otras jurisdicciones de danza, la faldilla con diferenciaciones en otros elementos, son también “el uniforme” y hay una historia fascinante que debe ser contada.
Esa es la Palabra a aplicar: es un uniforme. Traje, atavío, indumentaria o vestuario son descriptivos de ahora pero, de antiguo, uniforme siempre fue orden, mando de los jerarcas, estrategia real de combate, dirección de autoridades virreinales -en algunos casos y durante el porfiriato también-, fue conteo inequívoco de cada una de sus piezas y una mujer, la Reyna Malinche, fue la encargada de revisar, evaluar, determinar el estado y en su caso sancionar hasta denegar la participación ceremonial de un danzante, de cualquier posición, en caso de no ostentar su uniforme con dignidad.
Salvo los trajes -que no uniformes- de los caracteres diferenciados de la danza, los Sargentos de Campo en advocación de diablitos, muerte, ermitaños y “maringüillas”, sólo la Reyna Malinche y el Capitán General llevaban algunos pequeños distintivos sobre los elementos regulares: la Reyna Malinche y el Capitán General portaban su bastón de mando en alto y sostenido con un pañuelo rojo. La Reyna Malinche, a su vez, solía usar una peluca más amplia o bien una peluca sobre su cabello natural sino era largo y una corona de flores junto con collares de piedras y el uso de telas más brillantes en la capa. El Capitán General usaba una cintilla o banda, como la banda presidencial actual a tres colores, que iba del hombro al costado derecho y hacia abajo a la izquierda y que le era entregada cuando se daba su nombramiento.
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