
24 de Marzo de 2019… Un minuto de silencio a 500 años del Inicio de la Invasión.
“…Corrupción, tráfico de influencias, nepotismo, impunidad, desvió y malversación de recursos públicos, abuso de poder, presos y desaparecidos políticos, ejecuciones extrajudiciales, tortura y terrorismo de Estado, practicas monopólicas, sobornos, compra de votos, acaparamiento de recursos, saqueo a los pueblos, enriquecimiento ilícito, negligencia, fraude y demagogia…”
Todos y cada uno de estos nefastos delitos contra la nación, los mexicanos de hoy, no solo los hemos escuchado como calificativos recurrentes en nuestras platicas cotidianas, sino que los padecemos en carne propia, pues tristemente describen con atino la inmediata realidad política y social de nuestro país… pero, a pesar de que estos CRÍMENES se han vuelto cosa de todos los días, y hasta cosa normal y tolerada por muchos mexicanos, cabe preguntarse: ¿desde cuándo las cosas empezaron a ser así?, ¿en qué momento de la historia nuestra gran nación Mexicana se sumió en esta espiral de corrupción y malos gobiernos desleales?, o acaso, ¿es que no hay un inicio y lo que sucede, es que siempre hemos sido un pueblo generador de gobernantes y ciudadanos corruptos, como si de una marca indeleble en nuestros genes se tratara?, la respuesta verdadera a estas preguntas, aunque insospechada para muchos, es también totalmente explicable y clara, y es que esta gran nación nuestra comenzó su trayectoria de gobiernos corruptos y autoritarios no hace 30 años, ni hace 90, ni siquiera hace 200 años, esta descomposición social y moral del pueblo de México reflejada en sus líderes comenzó hace 500 años, a partir de la oscura jornada del 13 de agosto de 1521, el día en que el gobierno civilizador, recto y ético de los “Huey Tlahtoani” mexicanos, fue abrupta y violentamente sustituido por el gobierno invasor del europeo Hernán Cortés, el lóbrego personaje que irrumpió en nuestra historia antigua en el año 1519 y que inauguro al MÉXICO CORRUPTO que hoy nos duele y que luego de transcurridos exactamente 5 siglos, hoy 2019, aún no vemos sanar (pero sabemos que sanara).
No obstante, esta afirmación de que Hernán Cortes y su régimen usurpador fue el punto de partida de la detestada corrupción en nuestra nación mexicana, no es una exageración sensacionalista, ni mucho menos una incendiaria acusación sin fundamento, al contrario, es una aseveración totalmente lícita,además de ser una verdad histórica y un hecho totalmente comprobable, pues antes de la Invasión al México Antiguo y a su gran capital Tenochtitlan fundada en el año 1325 (hace 700 años), ya entonces habitada por “mexicanos” (pues “mexicah” en náhuatl significa mexicanos), en estas tierras del Anahuac florecía y prosperaba uno de los gobiernos más avanzados del mundo, uno donde se practicaba una elevada Ética y donde no había cabida para la corrupción a ningún nivel de la sociedad, y donde no existía la impunidad. En pocas palabras, antes de la llegada de los europeos y el establecimiento de la Colonia, en México se gozaba de una plena justicia social y legal, y los criminales que hubo, eran castigados inexorablemente y sin distinción de clases al momento de aplicar la ley. Ricos y empobrecidos, gobernantes y gobernados, nadie se librara de la justicia en aquel tiempo.
Sabemos en base a las fuentes históricas escritas y orales, que tanto en la capital del México Antiguo, por aquel entonces llamada Tenochtitlan, y a lo largo de los dominios mexicanos en el vasto territorio de Anahuac, los gobernantes eran elegidos mediante ELECCIONES LIBRES emanadas de un Consejo de Sabios (“Tlahtocan”) conformado por integrantes de buena reputación y de vida respetable, quienes a su vez eran elegidos popularmente y provenían de las diversas cabeceras, pueblos y barrios (“Calpulli”)que conformaban a la Nación Mexica. Por lo anterior, es totalmente correcto afirmar que en el México Antiguo el poder y los cargos públicos NO SE HEREDABAN, puesto que a diferencia de Europa y el resto del Mundo, en el Anahuac no existía un “reino absolutista” que se tenía que heredar a los “hijos de un rey”, ni se practicaba el Nepotismo en ninguna modalidad, ni mucho menos había un concepto de “Dinastía perpetua”, sino que aquí, en nuestros suelos mexicanos se inventó el avanzado concepto de “CONFEDERACIÓN DE NACIONES”, un modelo de gobierno inédito hasta entonces en la historia humana conocida, y que consistía en la Unión política-económica-militar de distintas Federaciones (“Icniuhyotl”) y Ciudades-Estado (los llamados “Altepetl”) para asi formar una Confederación, donde cada pueblo integrante conservaba su soberanía, costumbres propias y libertad interna, pero al mismo tiempo aceptaban por los beneficios que esto suponía, en estar adheridos legal y legítimamente a un Gobierno Central (“Triple Alianza”) que dictaba las leyes en lo general y que proponía los políticas de desarrollo desde un Consejo Rector (“Tlatocanecentlaliliztli”) que era INCLUYENTE y de libre elección al momento de conformar a sus miembros, y justamente ese Gobierno central de nuestro original “modelo jurídico anahuaca” tenía por sede (“Icpalli”) a la capital de Tenochtitlan, desde donde el “Alto Consejo Mexica” y su máximo representante el “Huey Tlahtoani” y su administrador interno “Cihuacoatl”, dirigían con justicia y apego a las leyes, los destinos de millones de antiguos mexicanos.
En total, nuestro país México antes de 1521, tenía dentro de su Confederación adscritas a 38 Federaciones o “Icniuhyotl” y aunque no gozaba de la extensión territorial actual, se sabe con certeza que los antiguos dominios mexicanos abarcaban por aquellos días, desde los actuales estados de Hidalgo y Jalisco por el norte, hasta Chiapas y Honduras al sur. Este modelo de gobierno ancestral de Anahuac, dicho sea de paso, el mundo actual lo ha copiado e implementado gozando sus notables beneficios, aunque sin reconocerle el mérito a sus inventores mexicanos, y el caso más claro es la llamada “UNIÓN EUROPEA (U.E.)” que es una Confederación de Naciones con sede en la capital Bruselas, aunque también tenemos el ejemplo de la Unión Euroasiática, de la famosa Liga Árabe o la misma “ONU”.
Por otro lado, también está sustentado en las fuentes históricas, que en la época de Tenochtitlan los comerciantes (“pochtecas”) y personas ricas ligadas a grandes negocios lucrativos TENÍAN PROHIBIDO ejercer cargos públicos, pues se tenía la certeza de que un gobernante que al mismo tiempo tuviera intereses económicos familiares ligados a su condición de mercader (hoy “empresario”), tarde o temprano cometería actos de corrupción motivados por su conflicto de interés y terminaría emitiendo alevosamente, leyes y reformas que beneficiaran sus negocios personales, para así lograr enriquecerse indebidamente al amparo de la ley. Se sabe, que el propio “Huey Tlahtoani” Motecuhzoma Xocoyotzin justo al llegar al poder en 1502, realizó una “campaña de limpia” desde el interior del gobierno y en contra de los funcionarios que habían logrado puestos públicos ayudados por sus riquezas económicas o privilegios personales y no por MÉRITOS PROPIOS o por buena conducta, para cual alejo de sus cargos a todos aquellos funcionarios que estaban haciendo negocios desde el gobierno y los sustituyó por hombres ejemplares, desinteresados, rectos y aptos para el puesto. Para ello, Motecuhzoma (o Moctezuma el Joven) solicito al “Cihuacoatl” que convocara a elecciones en los 4 grandes Sectores o “Calpulli” que componían la capital Tenochtitlan (siendo ellos Moyotlan, Teopan, Atzacualco y Cuepopan), para que eligieran y nombraran nuevos funcionarios en base a su educación, méritos militares o cívicos, tradiciones y valores familiares; fue así, mediante una purga y guerra contra la corrupción, como quedó instaurada la que sería la ideología política mexica dominante hasta la llegada de los hispanos y que fue llamada “Pilticayotl” o “el predominio de los muy dignos”; por tanto, a nadie debe sorprender que entre los Primeros Mexicanos lo que existía era una auténtica “Meritocracia”, donde hasta el hijo de una humilde sirvienta (de Azcapotzalco) logró convertirse en un gran “Huey Tlahtonai” como lo fue el celebre Itzcoatl, pues el tipo de Contrato social que existía en el México Antiguo garantizaba que el Estado pudiera ofrecer a todos los habitantes las mismas oportunidades de educación formativa y progreso personal desde el nacimiento, algo que NINGUNA OTRA CIVILIZACIÓN TUVO y que iba más allá de lo plausible, distando un abismo del actual sistema de “mercadeo electoral” lleno de demagogia y donde el dinero cuenta más que la reputación del propio candidato a elección.
Hasta aquí ha quedado demostrado, que en el México Antiguo no existía el autoritarismo, ni el absolutismo, ni la imposición de gobernantes, pues todo estaba regulado por un Consejo de Gobierno que evitaba que el poder público se heredara de padres a hijos y cierto es, que se practicaba en el Anahuac una mejorada forma de democracia en base al exitoso modelo de Confederación. También ya hemos dicho, que el gobierno azteca era ejercido por hombres y mujeres intachables e incorruptibles que estaban desligados de los poderes económicos, anulando así cualquier posibilidad de tráfico de influencias. Pero, otro ejemplo contundente que confirma que a esta nación mexicana la presidia un gobierno ejemplar y libre de corrupción antes de la Colonia y la llegada de Hernán Cortés, era su adelantado Sistema Penal y Jurídico, pues éste se aplicaba POR IGUAL y con rigor a todo infractor o criminal, sin importar la condición social del mismo, gobernantes y ciudadanos eran iguales ante la “Ley azteca” (recogida en parte en el Códice Mendocino), nadie que cometiera una falta o quebrantara las normas civiles y jurídicas podía quedar impune, ni siquiera los Miembros del Gobierno o sus propios allegados, ni aun los sacerdotes de los templos o los más afamados militares y guerreros, nadie gozaba de “fuero político” o de privilegios especiales, y una buena muestra de ello, fue lo sucedido en los tiempos del sabio Nezahualcoyotl, quien siendo él mismo el “Tlahtoani” de Texcoco, la segunda capital del gobierno central confederado de la “Triple Alianza”, tuvo que acatar y respaldar la sentencia de muerte contra uno de sus hijos, al ser encontrado éste último culpable de los cargos de “adulterio y conspiración” que el Consejo gobernante de Texcoco puso en su contra. Dando gran demostración de su condición de gobernante justo y leal, el mismo Nezahualcoyotl llevó hasta los tribunales a su sentenciado hijo y una vez que éste fue ejecutado de acuerdo a la ley, el “tlahtoani texcocano” no emitió reproche alguno en contra del Consejo o los jueces que condenaron a su hijo y solo se limitó a pedir licencia de ausentarse por un mes, para permanecer encerrado en sus aposentos del palacio y llorar en privado la dolorosa perdida de su hijo, a quien a pesar de poder haber salvado buscando un indulto al hacer usó de sus influencias de gran gobernante, no fue así, pues el honrado Nezahualcoyotl no utilizó para beneficio personal sus facultades y poderes, ni siquiera durante esta prueba personal, pues pese a la angustia de padre que seguramente le carcomía el corazón, fue respetuoso y guardián de la Ley, al no impedir que su propio hijo infractor fuera llevado ante la Justicia.
Podríamos seguir citando ejemplos, que constaten lo muy ordenado, adelantado y limpio que fue el gobierno en los tiempos de los “Tlahtoani”, pero sabemos que bastan por sí mismas estas pruebas aquí expuestas hasta ahora, para ilustrar la magnitud del Estado de legalidad y justicia en la que vivían todos los ciudadanos de la vieja Confederación de Anahuac, que fue la forma de gobierno de la Nación mexicana antes de la Conquista, o mejor dicho, de la Invasión romana-europea. Pero, ya todos conocemos la lamentable historia de cómo terminó esa Maravilla de Sociedad que levantaron nuestros ancestros, pues fue la agresión hispana al cobijo de la corona católica en Roma, quienes destruyeron de tajo siglos de civilidad y buen gobierno en Anahuac, para imponer la rapiña, la corrupción, el saqueo a los pueblos y el yugo monárquico imperialista, que hasta la fecha aunque bajo nuevas caretas (empresas monopólicas y banca extranjera), siguen siendo los mismos flagelos que dañan y no dejan desarrollar su verdadero potencial, ni alcanzar la humanamente posible felicidad que este país exige y merece dada su tremenda importancia mundial e histórica.
Por si fuera poco, existen impresentables libros y ensayos modernos que ensalzan la figura de Hernán Cortes, desde luego, todos ellos escritos por españoles o personas de confesión romana católica, incluso se ha llegado a señalar con desfachatez y poco juicio que Cortes es “el inventor y padre de México”, cuando eso no es más que una patraña propagandística para lavar la mala imagen del bandolero castellano que a lo sumo sera justo y generoso llamarle fundador de la “Nueva España”, es decir del “México invadido”, pues México y los mexicanos (“mexicah”) política, legal y culturalmente existen como nación-pueblo desde el año de la fundación de su capital Tenochtitlan en 1325. Lo que sí es un hecho, es que Hernán Cortés “es el inventor del México corrompido”, pues en vida el Capitán hispano fue un hombre que encarnó la corrupción más rampante que se incrustó en nuestro país, no es secreto para sus biógrafos que su persona estaba llena de defectos indecibles, mismos que se magnificaron y tomaron su dimensión más atroz, cuando por “sangre y fuego” invadió a cañonazos Tenochtitlan, la sede del gobierno de la antigua Confederación Mexicana, para robarle sus riquezas, apoyado por un gentío de indios aliados y enemigos locales que ansiaban cortar las cabezas de los legítimos dirigentes mexicanos, para así junto a Cortés su CAPITÁN, usurpar el poder y sentarse en “las sillas de los gobernantes” de México… a las que nunca hubiesen llegado por merecimiento. No obstante, una vez más, estas afirmaciones no quedan en el aire, tenemos pruebas de que Hernán Cortés fue el PRIMER CORRUPTO impune de este país y de ello ningún adulador lo librará, pues es suyo y a la posteridad, el deshonroso papel de encabezar la deleznable lista de gobernantes corruptos que le sucedieron y quienes con las manos sucias despacharon desde la “silla virreinal y luego la presidencial”, a lo largo de estos 5 siglos de debacle moral en la extinta administración colonial y la supuestamente “administración republicana” del gobierno mexicano del siglo reciente.
Sin embargo, aunque la mayoría de las personas han oído hablar ya de sobra, acerca de las atrocidades y crueldades de la mal llamada “Conquista de México”, pocos saben que en efecto, los propios europeos del siglo XVI reconocieron al momento, los atropellos y corruptelas de Hernán Cortés cometidas contra aquellos a los que se les llamo ignorantemente como “indios” y que no eran otra cosa que los “primeros mexicanos”. Tan es así, que a este criminal llamado Hernán Cortes, la “Historia oficial” miope, vendida y cargada de mentalidad eurocentrista lo intenta disfrazar vanamente de “héroe y evangelizador”, A SABIENDAS de que los mismos libros narran que a Cortés lo destituyeron de su cargo de Gobernador de la ciudad de México por ladrón, impostor y criminal, pues apenas llegaron a oídos de los jueces en Europa estas acusaciones, Cortes fue mandado a enjuiciar y arrestar en su domicilio por órdenes del propio Carlos V, rey y emperador del “Sacro Imperio Germánico Romano” al que obedecía España como reino vasallo.
Fue de ese modo, que tras 90 días de juicio e interrogatorios, Hernán Cortes fue hallado por el jurado y comisión enviada desde Europa por órdenes directas de Su Majestad, como CULPABLE de más de 90 delitos, entre los cuales, algunos ameritaban la pena de muerte en la horca o en la hoguera, pero debido a “los notables servicios” que dio Cortés a la corona española (a la cual atiborro de oro a manos llenas) y gracias a sus conocimientos de Leyes (pues Cortés estudió Derecho penal en su juventud), fue la manera en que el Capitán castellano evitó ser ejecutado por esos crímenes que cometió, al entrampar el proceso legal en su contra alargándolo por años, valiéndose de recursos leguleyos, de favores comprados de políticos y una avalancha de solicitudes de prórroga de todo tipo, que maquiavélicamente realizó Cortés para maniatar a la justicia europea. Tras años de estancamiento y prolongación de la sentencia, a manera de “castigo y perdón” los tribunales en América se lavaron las manos y optaron finalmente, por hacer valer que Cortés fuera separado del Gobierno virreinal de la Nueva España DE POR VIDA, sin que realmente se le aplicara justicia por sus crímenes más atroces contra los mexicanos. Este a todas luces, se trató del PRIMER CASO de impunidad y corrupción de México: “el juicio penal en contra de Hernán Cortés”, mismo que los libros de historia han llamado “Juicio de Residencia” y que comenzó en 1526, tan solo 5 años después de la trágica Caída de Tenochtitlan y apenas un año después, de que muriera decapitado tras ser torturado el ultimo “tlahtoani mexica” Cuauhtemoc también por órdenes del ruin invasor Cortés, quien lo tuvo prisionero por 4 años, sin darle juicio ni opción a defenderse, lo que constituyó sin duda, uno más de sus crímenes impronunciables y universales.
Fue un día 4 de julio de 1526, cuando llegó a la ciudad de México el juez Luis Ponce de León, enviado por Su Majestad “Carlos V” para encargarse de investigar y enjuiciar a Hernán Cortés, quien acaba de regresar de su expansionista campaña militar a las Hibueras (Centroamérica). En cuanto arribó a tierras aztecas, Ponce de León presentó sus provisiones y autorizaciones reales e inmediatamente desposeyó a Cortés de su “vara de gobernador” (y bastón de mando) e hizo pregonar al público citadino que se le haría juicio a su gobernante por órdenes del rey. Sin embargo, a los pocos días, el juez Ponce de León EXTRAÑAMENTE cayó enfermo de gravedad y murió el día 20 del mismo mes (se dice que había comido unos quesos “contaminados”), dejando de esa manera aplazado el juicio contra Cortes, hasta que el proceso se reanudó meses después cuando estuvo designado el juez sustituto en la persona de Marcos de Aguilar.
No obstante, una vez más “la buena suerte” (o la mano asesina) se pusó del lado de Cortés, pues éste segundo juez Marcos de Aguilar, murió también a los 6 meses de haber tomado el proceso contra el Capitán castellano, apareciendo muerto en su oficina en marzo de 1527; fue entonces, que dada la coincidente rareza de las muertes de ambos jueces, la Corona resolvió preventivamente que Cortés quedara separado indefinidamente del cargo de Gobernador y también fuera desterrado de la ciudad de México, para que su lugar lo ocupara Alonso de Estrada. Alarmado de que las cosas no iban saliendo como esperaba, Hernán Cortés decidió escapar al año siguiente a España en marzo de 1528, adelantándose a la llegada en diciembre de la primera Audiencia real a la “Nueva España”, presidida por el pesquisidor Nuño de Guzmán, quien tenía toda la firme intención de retomar los juicios truncos contra Cortés, mismos que dejaron apenas iniciados, los “fallecidos” (o asesinados) Ponce de León y Marcos de Aguilar.
Finalmente, luego de dos años de largas pausas y aplazamientos forzados, el juicio se reactivo por tercera vez en enero de 1529 formulándose un ampliado interrogatorio para los testigos presentados para el caso, constando de un cuestionario con 68 preguntas todas relativas a las acusaciones oficiales que pesaban sobre el exgobernador Cortés. En total, se recogieron las declaraciones de no uno, ni cinco, sino de 22 TESTIGOS claves, entre los cuales se encontraban personas muy cercanas a Hernán Cortés, como lo fueron: Bernandino Vázquez de Tapia, Gonzalo Mejía, Cristóbal de Ojeda, Juan de Burgos, Francisco Verdugo, Antonio de Carvajal, Francisco de Orduña, Bernandino de Santa Clara y el traductor que lo acompañara en los años de la guerra contra los mexicanos, el tal Gerónimo de Aguilar. Lo sorprendente y lo que no cuenta la “Historia oficial” es que todos los declarantes dieron pauta a confirmar los cargos criminales que se imputaban a Cortés desde años atrás, pues todos ellos dijeron que el Capitán castellano:
“…tenía oro escondido en navíos y haciendas, que en secreto quería apropiarse de las nuevas tierras y traicionar al rey, que había construido fortalezas para sí mismo, que tenía muchas armas almacenadas en sus múltiples casas, que había violado a muchas mujeres aunque fuesen casadas y madres, que jugaba juegos de cartas y naipes prohibidos por la iglesia, que consentía blasfemias en sus fiestas, que esclavizaba indios por doquier y les marcaba el rostro con hierros calientes, que las cárceles solo estaban llenas de enemistades suyas y no de criminales verdaderos y que era sospechoso de la muerte de una larga lista de opositores políticos suyos…”

Siendo una de las acusaciones más terribles, la declaración de Juan de Burgos, quien dijo al juez investigador del caso, que Cortés había asesinado a su propia esposa Catalina Xuarez Marcaida, misma acusación que confirmó el otro testigo Antonio de Carvajal y la propia familia de la occisa primera mujer de Cortés. Poco más tarde, ante la gravedad de este hallazgo, al juicio por corrupción contra Hernán Cortés, se le añadió un juicio paralelo por el homicidio de Catalina Xuarez, promovido por la misma familia de la asesinada.
Todas esas pruebas y testimonios incriminatorios contra Cortés fueron sellados y enviados al órgano de gobierno llamado Consejo de Indias (donde aliados indios y españoles de Cortes tenían influencia), aunque dicho órgano autónomo, únicamente las recibió sin ejecutar una sentencia definitiva y sin un fundamento real “congeló” el juicio, aunque éste mismo, por lo escandaloso que resultaba continuaba reavivándose de tiempo en tiempo por las propias presiones ejercidas por los ciudadanos afectados y procuradores involucrados. Fue hasta 1537 (¡8 años después!), que se giró la orden de que Cortés finalmente compareciera ante el Consejo de Indias para proseguir el juicio y así transcurrieron, sin beneficio a los deudos y sin hallar justicia, otros de largos 7 años plagados de alegatos al margen de la Ley, recusaciones y más prorrogas y trampas legales que usó Cortés para empantanar y trabar el juicio de nueva cuenta. Pero, cuando ya había agotado todos sus recursos y artimañas propias de su personalidad embaucadora y faltante de escrúpulos, el plazo se cumplió y la Reina Juana de España, madre de Carlos V, dio un ultimátum al Consejo de Indias en América para que finalizara el caso. Llegado el año 1544, la sentencia en contra de Cortes se antojaba inminente y sabiéndolo así, este criminal escribió una carta “chantajista y desvergonzada” al Consejo de Indias solicitando que desistieran de emitir sentencia y penas en su contra, argumentado los “muy buenos y notorios servicios” que había dado al imperio español, dicha carta decía:
“… Por todo doy gracias a Dios que quiere pagarse con esto de las muchas ofensas que yo le he hecho. ÉL tenga por bien que sea para esta cuenta pendiente, y así lo creo, porque siendo mis servicios tan notables que jamás los hizo un vasallo a su Rey, y habiéndolos Yo hecho más católicos y MAS poderosos y agradecido de todos los demás reyes, redundar este agradecimiento y paga que se me da no es de creer, sino como el corazón del Rey este en la mano de Dios, que de ÉL mana todo y no permita que se haga conmigo otra cosa mala…”
Y al parecer esa desesperada y sensacionalista solicitud de aquel acusado, totalmente acorralado y puesto contra la pared, “les llego al corazón” y fue bien vista por los cuestionables jueces del Consejo de Indias, pues pese a la oposición de los procuradores de la Audiencia real, una vez más durante los 3 años siguientes (hasta la muerte del Capitán invasor en 1547) quedó suspendido indefinidamente el juicio y las acusaciones probadas contra el criminal Cortés nunca llegaron a ser juzgadas, y de ese modo indignante, Cortes pasó impune por la vida hasta el final de sus días, cuando expiró en su morada de Castilleja de la Cuesta, España.
No obstante, pese a la reprobable actuación de las autoridades de la “Nueva España”, allá en Europa algo de justicia habrá quedado, pues cierto día antes de la muerte del invasor castellano, el emperador Carlos V le dijo al propio Hernán Cortés que pese a no haber sido juzgado por el gobierno en América, Su Majestad lo consideraba un IMPOSTOR y un USURPADOR, recriminándole que “aquella evangelización y pacificación (Conquista de México) no había sido suya”. Aquellas lacónicas palabras del monarca, quien más no pudo o quiso hacer para ajusticiarlo, retratan de cuerpo completo al criminal Cortés, quien siempre fue considerado como tal por los jueces y su propio rey contemporáneos; más en cambio, gracias a la propaganda eurocentrista y católica, muchos mexicanos y españoles de hoy en día ven en la figura de Cortés a un supuesto “héroe benefactor” siendo que los tribunales y la historia probaron en su momento, que no era más que un corrupto embaucador y hombre sin palabra, que destrozó la vida de millones de hombres y mujeres en las tierras que asaltó y cuyo “único Dios verdadero” no era el Altísimo al que hipócritamente se encomendaba, sino el oro y las ansias de poder.
Pero no dejemos cabo suelto, pasemos a las evidencias legales, hagamos un repaso de los cargos criminales que se le imputaron Hernán Cortés y que quedaron contenidos en los expedientes del juicio en su contra (Ver, “Archivo General de Indias”, CDIAO, t. XXVII, pag. 5-59). En un documento fechado el 8 de mayo de 1529, y firmado por el presidente y los oidores de la “Audiencia y Cancillería real de la Nueva España” se puede leer el resumen de los CARGOS y DELITOS que resultaron contra Hernán Cortés, luego de las investigaciones judiciales. Entre los cuales, podemos destacar los siguientes no por ser los más graves, sino por tratarse de «fantasmas conocidos» para los mexicanos de hoy, pues una vez leídos, cualquiera habrá de poder identificar que esos delitos y actos de corrupción perpetrados hace 500 años son la CALCA y VIVA IMAGEN de los crímenes que los malos gobernantes de nuestro actual acontecer han cometido, y con ello dejamos DEMOSTRADO por qué Hernán Cortés es el iniciador e inventor del México Corrupto, al mismo tiempo que el destructor del «México Ético» que existía antes del negro año 1521.
Aquí algunos cargos criminales que aplicaron en el Juicio de 1526 contra Cortes:
- Se hizo nombrar Capitán y Juez de las nuevas tierras sin autorización ni conocimiento del rey.
- Destruyo navíos con los que llego a las costas de México, luego de haberlos robado a sus reales dueños en Cuba.
- Secuestro a funcionarios y clérigos de la corona y mató algunos criados de estos que se opusieron (entre ellos, el célebre Panfilo de Narváez que viajo desde Cuba hasta Tenochtitlan para arrestarlo en nombre de Su Majestad, Pedro de Mata, Joan Quesada, Juan Ruiz de Guevara y el señor Pinelo)
- Compro voluntades políticas con dinero que le pertenecía al rey.
- Pagaba grandes cantidades como recompensa para todo aquel que matara por su cuenta a sus rivales políticos.
- Saqueo navíos pertenecientes a funcionarios de la corona.
- Consintió la Matanza del Templo Mayor en Tenochtitlan y no puso remedio alguno contra los abusos de sus soldados a los habitantes de la ciudad quienes hospitalariamente los había alojado.
- Los cabildos y juicios durante su gobierno se hacían en su casa y no en tribunales.
- Escondía el oro recaudado de los impuestos y no entregaba cuentas de ello al rey.
- Impidió ilegalmente y de manera violenta que el funcionario de la corona Cristóbal de Tapia llegara a la ciudad de México para sustituirlo como gobernador y premio a los golpistas haciéndolos alcaldes y regidores.
- Ilegalmente Cortes se quedaba con la quinta parte de todo el oro que recaudaba antes de enviar cuentas y sus provisiones al rey.
- Había convertido a 400 mujeres y niños en esclavos luego de haber matado a todos los hombres defensores de un pueblo cercano a Texcoco.
- A pesar de hallarse en paz, esclavizo a todos los habitantes del “Pueblo Morisco”, en total 3 mil personas, para que construyeran sus bergantines que luego usaría contra la defensa mexicana de Tenochtitlan.
- Amenazo de muerte al tesorero de la corona Juan de Alderete, cuando este le quiso hacer auditoria, por la gran cantidad de oro y joyas que había guardado en su casa de Coyoacan.
- Para cubrir ciertos gustos personales, tomo hasta 50 mil pesos de oro de los impuestos e hizo jurar a sus funcionarios que no dijeran nada.
- En la ciudad de Tlaxcala recaudo hasta 40 mil pesos de oro y no repartió nada de esto ni con sus allegados, ni envió su porcentaje obligatorio al rey (el quinto real).
- Por su propia cuenta, declaro como suyas la ciudad de Texcoco y otras provincias en lugar de ponerlas a nombre del rey.
- Sin “temor de Dios”, llevo prisionero a su casa de Coyoacan y torturo con fuego al tlahtoani Cuauhtemoc dejándolo lisiado de los pies de por vida, y a otro Señor mexicano lo quemo vivo ahí mismo.
- Pobló de españoles amigos suyos, los mejores barrios de la ciudad de México y se sirvió de los bienes públicos, desposeyendo de todo a los habitantes mexicanos originales. Se hizo respetar como señor absoluto de las tierras de la laguna sin tener el reconocimiento del rey.
- Detenía ilegalmente los navíos comerciales en los puertos y les cobraba renta de sus mercancías, incluso detuvo muchos navíos de correspondencia que llevaban cartas incriminatorias en su contra y dirigidas para el rey en España.
- Nepotismo. Cortes elegía a sus familiares, amigos y criados personales como los alcaldes y regidores.
- Mando a despoblar las ricas provincias de Oaxaca y Tututepec y confisco todo el oro a sus habitantes.
- En la ciudad de Xaltocan obtuvo un botín de 200 mil pesos en oro y de nueva cuenta no entrego el quinto real al rey, ni lo manifestó ante los oficiales de la corona.
- Cuando tomo por la fuerza la ciudad de Texcoco, hizo a muchos habitantes prisioneros, les herró el rostro con metales calientes para marcarlos como esclavos y los repartió entre sus amigos.
- En las provincias de Cuernavaca y Oaxtepec, a pesar del ofrecimiento de paz de los habitantes, Cortes dio la orden de matarlos y a unos 500 sobrevivientes los mando herrar para convertirlos en esclavos.
- En la ciudad de Cholula mando concentrar en un gran patio a 4 mil de sus habitantes y ahí acorralados los mando matar a todos, en una matanza injustificada y que solo uso como instrumento de terror para las demás ciudades que se negaban a rendir.
- Sin tener poder ni facultad otorgada por el rey, Cortes hacia acuñar el oro fundido con su emblema para así quedárselo fraudulentamente, también mando fabricar hierros para herrar a las personas que esclavizaba. Ambos moldes los tenía guardados en su casa.
- Desde su casa de Coyoacán, convertida en fortaleza, se nombró señor absoluto que no tenía sujeción ni reconocía a otro señor sobre la tierra, uso insignias de príncipes y de reyes para sí mismo, y a sus amistades y hombres cercanos (entre ellos, a su entonces incondicional Cristóbal de Olid) los nombro caballeros de su corte, tomándoles juramentos y con ceremonia dándoles con la espada en la cabeza y los hombres.
- Recibió muchos regalos y joyas de los señores de Tlaxcala y de los propios españoles asentados en la ciudad de México a cambio de favores políticos.
- Durante los años de la incursión contra Tenochtitlan, ordeno a sus guardias asentadas en Veracruz que a todo juez que viniera desde España o Cuba, se le recibiera con hierros y lanzas y se le expulsara.
- Cortes organizaba fiestas donde se jugaban a los naipes y a los dados, apostando grandes cantidades de oro y joyas que nunca declaro ante los tesoreros del rey. En su casa tenía una habitación dispuesta con tablajería a manera de salón de casino, donde se ponían en juego lo mismo recursos públicos que fortunas privadas no declaradas.
- Acusado de ser falso cristiano, por su propio traductor personal y compañero cercano Gerónimo de Aguilar, quien dijo a los jueces que Cortes en público aparentaba ser temeroso de Dios y buen cristiano, pero en lo secreto robaba jóvenes bellas e hijas de los señores mexicanos y las retenía en su casa para abusar sexualmente de ellas hasta que se cansaba y les daba triste final. Mantenía un harem en su casa de Cuernavaca a pesar de estar casado.
- En su tiempo de gobernador no castigaba los pecados públicos de sus amigos y permitía que gente cercana a él, como Gonzalo de Sandoval y el tal Puertocarrero blasfemaran contra Dios y contra todos los santos.
- Oficiaba la misa en su propia casa y no en las iglesias; incluso, en una ocasión cuando supo que venía un enviado del rey para destituirlo (Fernando de Garay), hizo reunir a la gente de poblado de Coyoacán y realizo una misa para bendecir las armas con las que habría de defender sus propiedades e hizo jurar a la gente reunida que morirían con él.
- Pensaba alzarse como “Rey de la Nueva España” y desconocer la autoridad de Su Majestad Carlos V si no se le daba la Gubernatura general de estas tierras, y se jactaba de eso frente a sus funcionarios que lo apoyaban todos muy confiados por la gran cantidad de artillería y oro que tenían escondidos. Alguna vez se le oyó decir: “que haya ganado yo estas tierras y que venga un hijo de ruin con sus manos lavadas a gozar de ellas, no, mientras yo viviese”.
- No se ocupaba de evangelizar a los “indios”, y solo se interesaba realmente en ver la manera sacarles provecho y esclavizarlos.
- No castigaba a sus amigos y familiares que cometían delitos, antes los acogía en su casa, los defendía y amparaba, para que no los apresaran y castigaran. Ocultó en contra de la ley a asesinos hallados culpables como Rodrigo Rangel, Palacios, Becerra y Vasco, todos ellos delincuentes protegidos de Cortes.
- Mantenía encarcelados indebidamente sin juicio que lo avalara, a muchos rivales políticos suyos que lo señalaban por actos de corrupción y franco desacato al rey, como fue el caso de los prisioneros Francisco Verdugo, Alonso Hatiz, Francisco Gallego y Bernandino de Santa Clara.
- Para evitar que el oficial Francisco de Garay (enviado de la corona), tomara en su contra como base la ciudad de Panuco, Cortes mando a quemar la ciudad y matar a sus habitantes que nada tenían que ver con ese pleito entre él y el enviado real. Quemo vivos a cuatrocientos indios que se opusieron.
- En Texcoco, sometió a los pobladores a impuestos imposibles de cargar y llego a tanto el maltrato y miseria que impuso en dicha ciudad, que incluso en el mercado se permitió la venta de niños para esclavos de señores españoles y de indios aliados.
- Sin autorización del rey mando edificar casas con torres y troneras a manera de fortalezas para sus amigos como Pedro de Alvarado y Gonzalo de Sandoval. Incluso estas casas, tenían colgando el escudo de armas de Hernán Cortes y no la del rey, contrariando así la ley.
- Envió armada para buscar y matar a su antiguo soldado Cristobal de Olid, cuando se enteró que este último, en su misión a las Hibueras, todas las ciudades que iba tomando e invadiendo las iba poniendo en nombre del rey Carlos V y no en nombre de Cortes como este último se lo había pedido antes de encomendarle esa expedición al sur.
- En su iracunda expedición hacia las Hibueras para matar al leal servidor del rey Cristobal de Olid, Cortes dejo encargado el gobierno de la ciudad de México a sus hombres de confianza y mediante una carta les hizo saber que si en su ausencia, llegaba a la ciudad algún licenciado enviado de la corona lo arrestaran y lo encarcelaran en las torres de su casa hasta que el volviera.
- Delito de cohecho. Días antes de que llegara el juez Ponce de León enviado por el rey para someterlo a juicio, Cortes hizo cambiar a todos los alcaldes y regidores para protegerlos y evitar que tuvieran que declarar y rendir cuentas ante el juez, en su lugar puso algunos peleles y criados suyos para controlar a voluntad sus declaraciones y borrar evidencias.
- Fraude y falseo de votos. Hacia firmar hojas en blanco a sus funcionarios y cómplices para usar esos papeles en futuras Cartas que habría de usar para sus propios fines personales o como actas declaratorias que redactaría PARA probar su inocencia en los juicios. Fue así como reunió las firmas en una hoja en blanco de sus 600 soldados españoles, para a la postre ahí redactar una carta al rey donde supuestamente esos cientos de soldados, solicitaban a Su Majestad se permitiera que Cortes fuera su Gobernador en las nuevas tierras.
- Repartía el mismo a los indios como esclavos y los asignaba según sus deseos para que fueran criados de tal o cual señor amigo suyo o para que trabajaran explotados en sus propios ranchos y haciendas.
- Se regocijo de la prematura muerte del primer juez Ponce León y se cuenta que Cortes hizo una celebración con su familia y sus criados en su casa cuando supo que este había fallecido (como se piensa mandado a envenenar por el)
- Alteraba elecciones y exigía que se nombraran alcaldes y regidores a su gusto. Cuando estaba en la gubernatura Marcos de Aguilar, Cortes mando a amedrentarlo rodeando su casa con gente armadas y le envió el mensaje con uno de sus matones Gonzalo de Sandoval que debía elegir a los criados y amigos de Cortes como funcionarios, a lo que Marcos de Aguilar por temor acepto.
- Dio más de cien mil pesos en oro a sus abogados Diego de Ocampo, Diego de Soto y Francisco Montejo para que fueran a España a comprar la simpatía de servidores públicos y favores de personas influyentes, para que lo ayudaran a testificar o presionar su favor en su juicio.
- Era tanto el oro que los indios aliados le habían regalado a Cortes, mismo del que nunca entrego cuentas al rey, que se supo que a su regreso de las Hibueras, los señores de Tlaxacala lo recibieron con una armadura hecha completamente de oro como regalo.
- Sin justificación soltó de la cárcel a amigos suyos que cumplían condenas, siendo el caso más conocido el del criminal Rodrigo de Villafuerte, y pese a la indignación de los agraviados, Cortes nunca dio excusa alguna de por qué le saco de la cárcel.
- Desacato a la autoridad. Aun cuando estaba suspendido de todos sus cargos por el juicio y proceso en su contra, Cortes realizaba cabildos y ejercía clandestinamente funciones de gobierno desde su casa, oponiéndose a la autoridad de Marcos de Aguilar, quien por entonces era el gobernador designado por el rey.
- Prácticas de Monopolio. Imponía la venta de la carne de sus ganados. No permitía que carne que no procediera de sus ranchos se vendiera en la ciudad y el fijaba los precios según su parecer sin que persona alguna osase contradecirlo.
- Sus funcionarios y abogados viajaban a Castilla con dinero de los impuestos y recursos públicos para atender exclusivamente asuntos personales de Cortes, para negociar favores y atender los negocios que tenía allá.
- Si tenía odio o enemistad con alguien lo mandaba a encarcelar sin justificación y a las personas que se acercaban a pedir recta justicia contra alguno de sus amigos, la procuraduría encargada no les hacía caso. Usaba cínicamente la administración de la justicia como arma política y de terror contra sus enemigos. Se hacían juicios extrajudiciales en su casa que no pasaban por los jueces.
- Estando prohibido por la ley que un gobernador pusiera por alcalde o alguacil a un criado o familiar suyo, Cortes tenia por alcalde mayor a Francisco de las Casas y Joan Suarez por teniente en la provincia de Oaxaca siendo ambos sus cuñados. También tuvo a Rodrigo de Paz como alcalde mayor siendo su primo hermano y a Francisco Cortes por teniente de la Villa de Colima también siendo su primo. Incluso a su criado y deudo Álvaro de Sayavedra lo tenía como alguacil de la Villa de Medellín.
- No cuido las obras dejadas por los antiguos gobernantes mexica ni hizo caminos nuevos en la ciudad de México. En el tiempo que estuvo de gobernador en la ciudad, no tuvo la diligencia de mandar a reparar las calzadas ni los puentes ni el alcantarillado de la ciudad (la antiguamente bella y funcional Tenochtitlan que él y sus tropas usurpadoras destrozaron).
- Solo usaba la religión como prebenda política y para enjuiciar a sus enemigos por supuestos pecados. Pero Cortes nunca se ocupó de levantar iglesias ni monasterios para realmente difundir la Fe Católica, tan solo mandaba levantar iglesias dentro de las casas populosas y haciendas que tenía o donde él se posaba y no en las partes que convenía. Cuando el dejaba el lugar, nadie más oficiaba misa. Usaba la religión para promoción personal únicamente.
- No llevaba un registro en las cárceles, en donde entraban y salían presos según su conveniencia en intereses, usaba las prisiones más como fortalezas para encerrar a sus enemigos y neutralizarlos, que para impartir justicia real.
- Sospechoso principal de la muerte de su esposa, la cual amaneció muerta en la misma habitación donde ambos dormían, luego de una fiesta en su casa que termino de mala manera. Se dice que motivado por el odio de una discusión previa con su esposa por las constantes infidelidades maritales de Cortes, este ultimo la asfixio mientras dormía, y la prueba de ello son los moretones en el cuello que las criadas dijeron haber visto en el cadáver aun tendido en la cama. Cortes no dio tiempo a nada, y enterró el cuerpo de su esposa en el panteón a las pocas horas de muerta, e incluso el mismo término oficiando la misa funeral, ni siquiera los familiares de la víctima o los procuradores pudieron ver el cuerpo de la difunta para confirmar la causa de la muerte. Ello obedeció a la prisa que Cortes tenía por borrar la evidencia de su crimen, pues la exhumación de un cuerpo luego de ser enterrado era mal visto por la iglesia. Su suegra al saber las versiones de las criadas, lo acuso de la muerte de su hija, pero ya con el cuerpo del delito enterrado Cortes logro quedar impune.

Es así como llegamos al final de esta lista vergonzosa y reprochable, que recoge algunos de los crímenes probados y otros tantos que pasaron impunes a la fecha, de parte de éste personaje oscuro Hernán Cortes, quien dejo una estela de daño y terror a su paso por nuestra tierra mexicana, sin embargo, a pesar de que este infame invasor murió en 1547 (hace 9 generaciones) su legado de corrupción y violencia asesina pervive en la actitud y forma de vida de muchos mexicanos actuales, quienes replicando los pasos perdidos de éste antiguo delincuente, siguen su escuela de crimen y ambición desmedida, segando vidas inocentes a su paso y despojando a los pueblos y familias de sus patrimonios y legítimos derechos al igual que Cortes lo hiciera, convencido de que ese era el camino directo para escalar a la cima de la fama y el poder, cuando en realidad no hacía más que llegar a lo más bajo que puede llegar un ser humano: al genocidio y la barbarie.
Hay que decirlo bien alto porque no se trata de una mentira, ni es una vergüenza decir la verdad: el oscurantista Hernán Cortés fue un psicópata, un HOMBRE CORRUPTO Y PERTURBADO que en su delirante y mezquino deseo de convertirse en el rey de una tierra que no le vio nacer y a la cual asaltó y profanó, solo dejó tras de sí un camino plagado de sangre y fuego, pues Cortés mató y torturó sin piedad hombres que se contaron por millares, ultrajó y violó mujeres indefensas, vendió como esclavos niños aun en la tierna edad, quemó ciudades, destruyó casas y separó familias enteras, defraudó y traicionó a los que confiaron en él, uso y luego desecho al que le tendió la mano, pisoteó la fe de otros y dio rienda suelta con oro como recompensa a las mentes perversas. Hernán Cortés y los desdichados hombres y mujeres que se dejaron arrastrar por su egoísta ambición y lo apoyaron hasta el final, hoy son mas bien recordados por su inhumano legado, ya siendo menos los «enfermos» de mente y espíritu que los recuerdan con dicha y simpatía, pues para nadie es secreto en este siglo XXI del despertar mexicano, que sobre “Cortes y sus aliados” pesa la culpa de la destrucción y la corrupción de 10 mil años de historia y evolución de la Civilización Madre de Anahuac, pues con su decante empeño invasor, Cortes hizo retroceder la humanizada moral y la Alta Conciencia que los “Viejos Abuelos mexicanos” habían adquirido de esas Escuelas del Conocimiento que fueron Aztlan, Teotihuacan, Tula-Tollan y la heredera Tenochtitlan, todas ellas indiscutibles “bastiones de la Luz” y hoy reconocidas por los eruditos como verdaderas Culturas benefactoras de la Humanidad.
Mexicano, mexicana, hermano, hermana, a 500 años de la llegada de la corrupción, del crimen y de la violencia asesina a esta nuestra nación, te ruegan las madres y te exige la Historia que te arranques ese legado invasor que nunca pediste, renuncia a esa vena y HERENCIA maldita y reactiva tu memoria genética. Volvamos a ser dignos habitantes de Anahuac, volvamos a ser Mexicah que no significa más que SER hombres y mujeres CENTRADOS, volvamos a levantar de nuevo nuestra nación que se cayó en penumbras y en fangos colonialistas por 500 años y hagamos ondear blancas banderas por los Cuatro Rumbos, pero sobre todo, hagamos que este país sea “un refugio donde puedan estar en pie los hombres” como reza el sagrado himno de México-Tenochtitlan.
Paisano, ya no seas un “Hernán Cortés reencarnando” en cada corrupto y cada criminal asesino que lastima a la sociedad, gánate el honor de ser llamado MEXICANO, porque ese nombre ancestral es un título venerable más que un simple gentílico de nacionalidad. Recupera tu espíritu justo y valiente que te viene de familia y de tradición. En ti esta esa Fuerza divina y Voluntad guerrera que se necesita para refundar a México y devolverle la gloria y fama que merece, pues tú al igual que yo, somos hijos del “Nuevo Sol” y nietos de aquellos sabios y guerreros que no tuvieron miedo, aun cuando la oscuridad de 1519 les llegó. No se trata de mirar con nostalgia el pasado, se trata de atesorarlo y superarlo en el presente. No se trata de España o de Roma, ni de tierras y reyes que nunca has visto y ni saben de ti:¡Se trata de México, tu cuna!
Mexicano del siglo XXI, a ti te invocamos:
Si sientes respeto por el sabio Nezahualcoyotl, procura ser más sabio que él.
Si sientes respeto por el idealista Motecuhzoma, procura ser más altruista que él.
Si sientes respeto por el leal defensor Cuitlahuac, procura ser más valiente que él.
Y si sientes respeto por el inquebrantable Cuauhtemoc, entonces… ¡ganemos la batalla contra la Oscuridad que le tocó perder a él!
¡Que Viva México y nuestra MADRE PATRIA AZTLAN!
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“A la gloria de esa antigua sociedad de grandes poetas, matemáticos, filósofos y guerreros que añoraban una vida entre Flores y Cantos y una muerte al filo de la obsidiana”
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Por: Tecuhzoma Teutlahua.
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