Por primera vez se publican las fotografías de la primera expedición arqueológica en búsqueda de los navíos del español Hernán Cortés que fueron sumergidos en 1519 en costas veracruzanas, evento que dio inicio al capítulo de la Conquista de México.
Dichas imágenes son 163, datan de 1890 y fueron tomadas por iniciativa del historiador Francisco del Paso y Troncoso quien durante el gobierno de Porfirio Díaz lideró la Comisión Científica de Cempoala.
Crónica presenta algunas de estas imágenes que se resguardan en la Fototeca Nacional del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y que se reúnen en el libro Cempoala. Lugar de veinte aguas, coeditado por la Universidad Veracruzana, el INAH y la Secretaría de Cultura.
PRIMERA EXPEDICIÓN MEXICANA. “Las fotografías son parte de la Comisión Científica de Cempoala que emprendió el director del Museo Nacional, Francisco del Paso y Troncoso, del 18 de agosto de 1890 al 16 de mayo de 1891 en las costas de Veracruz. Hemos decidido publicar todas esas imágenes con la descripción escrita por el propio historiador del siglo XIX para crear una narrativa de la expedición”, comenta en entrevista Alberto Tovalín, coordinador editorial.
El también lingüista señala que las fotografías fueron tomadas por Rafael García —en placas de vidrio—, fotógrafo que Del Paso y Troncoso llevó a la expedición considerada la primera organizada en México y que buscó demostrar dos aspectos: la existencia de los navíos de Hernán Cortés y que el historiador tenía la capacidad de hacer exploración arqueológica y no sólo investigación de escritorio.
En palabras del arqueólogo Carlos Maltés, del Paso y Troncoso vio en la expedición —avalada por el entonces presidente Porfirio Díaz— la oportunidad de explorar el sitio que había ocupado la primera Villa Rica fundada por Hernán Cortés en 1519.
“En segundo término, estaba el propósito de realizar excavaciones arqueológicas en la antigua Cempoala, en el poblado llamado El Agostadero, sitio fundamental para la historia de la Conquista de México. Asimismo, era la oportunidad para demostrarle a la comunidad académica que podía realizar arqueología de campo y no únicamente dedicarse a la investigación documental”, indica.
Uno de los críticos del trabajo del historiador y nahuatlato fue el arqueólogo Leopoldo Batres (quien trabajó en la exploración de Teotihuacán), e incluso, en los periódicos de la época la expedición a Cempoala despertó comentarios negativos como el que ese sitio no podía tener la importancia de Mitla, Palenque y Teotihuacán.
El equipo de la Comisión Científica de Cempoala estuvo formado por Francisco del Paso y Troncoso, el capitán Pedro Pablo Romero, el teniente Fernando del Castillo —ambos del Batallón de Ingenieros—; ocho zapadores (quienes desenterraron las piezas arqueológicas) y el fotógrafo Rafael García.
La expedición abarcó 80 leguas desde Tajín hasta Cotaxtla y se excavaron sitios como Nautla, Soledad, Medellín, Tlalixcoyan, la Mixtequilla, Tecolutla y Papantla.
“Después, las fotografías se exhibieron en Madrid, en octubre de 1892, en una gran muestra histórica para conmemorar los 400 años del descubrimiento de América. A Francisco del Paso y Troncoso le encargaron reunir una serie de objetos prehispánicos para mostrar el esplendor de la cultura totonaca al mundo entero”, explica Alberto Tovalín.
TRAS LOS PASOS DE CORTÉS. Peñón de Bernal fue uno de los puntos más importantes en donde desembarcó el equipo de Francisco del Paso y Troncoso por ser el sitio donde Hernán Cortés fundó la Villa Rica de la Veracruz en julio de 1519 y que el propio conquistador registró en la primera Carta de Relación diciendo que ahí construyó una gran fortaleza.
Los autores Félix Báez-Jorge y Sergio Vásquez Zárate relatan en el libro que al llegar al Peñón de Bernal, los expedicionarios iniciaron la primera etapa de investigación.
“Francisco del Paso y Troncoso quería confirmar lo leído en las Cartas de relación y en la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España y saber si estaban los restos hundidos de los barcos de Cortés y Narváez”, escriben.
Según las fuentes históricas, el nahuatlato encontraría los restos de una fortaleza, un muelle y parte de los navíos. Al tener pocos resultados, lo que documentó fue el hallazgo de una moneda de cobre del tiempo de los Reyes Católicos de España y la contera de una daga.
“Por tal razón, Francisco del Paso y Troncoso aprovechó la labor de la expedición científica de Cempoala para realizar algunos trabajos de exploración en tan memorable puerto —y quizá sin proponérselo— sentó una de las bases de la arqueología histórica y subacuática, aunque su aportación ha sido poco difundida en la comunidad académica”, indican.
Báez-Jorge y Vásquez Zárate resaltan la contratación de buzos para buscar los navíos de Cortés, sin embargo, esa experiencia submarina considerada el origen de la arqueología subacuática en México fue escasamente documentada por del Paso y Troncoso.
Sobre la moneda de cobre y la contera de una daga, los autores explican que no fueron descritas ni fueron dibujadas.
“Nunca se publicó el tercer tomo del catálogo de la Exposición Histórico-Americana correspondiente a este tipo de artefactos. Las notas de Francisco del Paso y Troncoso sobre el trabajo en Villa Rica son muy escuetas y el texto de Galindo y Villa, publicado 22 años después de esta etapa de trabajo, sólo dedica un par de páginas a este esfuerzo”, precisan.
INSPIRACIÓN DE VELASCO. Las fotografías de la Comisión Científica de Cempoala fueron motivo de inspiración para uno de los principales pintores de México: José María Velasco (1840-1912).
El paisajista mexicano realizó en dibujo varias de las imágenes que Rafael García capturó, obras que también reúne el libro Cempoala. Lugar de veinte aguas.
“Inspiraron a Velasco porque del Paso y Troncoso hizo un registro documental, científico en cuanto a levantamiento de un plano de las edificaciones, dibujos de las edificaciones, e incluso construyó la misma ciudad de Cempoala en una maqueta que fue la que llevó a la exposición de Madrid”, precisa Alberto Tovalín.
Por ejemplo, uno de los lugares relevantes que la Comisión exploró fue el que denominaron como Templo Mayor, el cual plasmó Velasco por ser identificado por del Paso y Troncoso como el escenario central de la batalla a finales de mayo de 1519 entre las tropas de Hernán Cortés y Pánfilo de Narváez.
Otras estructuras que dibujó Velasco fueron: el Templo de las Caritas, Templo de las Chimeneas, Templo del Dios del Aire, Templo de la Calera, Templo de Tajín.
Sobre la visita del Paso y Troncoso a Papantla, en el libro, Félix Báez-Jorge y Sergio Vásquez Zárate detallan que el historiador llegó el 21 de marzo de 1891 y estuvo ahí por cuatro días:
“Cada jornada recorría los ocho kilómetros del mal camino hasta Tajín, donde el jefe político del cantón ya había dispuesto que los indígenas totonacos de la comunidad cercana desmontaran el terreno cercano a la Pirámide de los Nichos, el principal punto de interés. Libre de maleza, Rafael García tuvo la oportunidad de retratar —quizá por primera vez— el edificio que antes había sido dibujado o pintado por célebres exploradores y artistas, como Guillermo Dupaix o Carlos Nebel”, apuntan.
Además, Velasco realizó obra de sitios arqueológicos fuera de Cempoala que los expedicionarios del siglo XIX recorrieron, tales como las rancherías de Actopan, Jareros, Hacienda de Tortugas, Vega de Alatorre, Rancho Las Palmas y Casitas