La guerra no terminó en el año 1521…

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Es mentira que el Virreinato de la “Nueva España” haya sido una etapa «pacífica», de «reconciliación entre pueblos» y que gozara de una «notable estabilidad social», tal y como argumenta a su conveniencia la «eurocentrista» versión de la Historia. Al contrario, los 300 años que sucedieron a la caída de Tenochtitlan, la antigua capital de los antiguos mexicanos («mexicah»), fue un período violentísimo y de profundo encono social, marcado por decenas de sublevaciones indígenas encabezadas por nuevos (e injustamente poco homenajeados) héroes del Anahuac, quienes no dieron un solo día de tregua a lo largo y ancho de todo el territorio mesoamericano recién invadido y colonizado por los europeos de la Corona católica.

Es decir, después de la dura derrota de los mexicah y sus aliados en 1521, la resistencia de Anahuac CONTINUÓ DURANTE TRES SIGLOS más, manteniéndose incesante y férrea, hasta que se logró un respiro (aunque no definitivo) con la ansiada expulsión de la corona española (mas no la corona vaticana) en el Siglo XIX con la llegada de la «Independencia». Con esto, queda desmentida la falsa creencia popular de que “la Colonia se caracterizó por una sumisión total de los pueblos anahuacas (indígenas) hacia sus opresores» y que supuestamente, se vivió durante ese larguísimo tiempo, un ambiente generalizado de «paz y tranquilidad” que se rompió solo con el grito de Hidalgo en la noche del 15 de septiembre de 1810.

Existe el recuento histórico, de al menos 50 REBELIONES ARMADAS en contra del invasor español durante la oscura etapa virreinal que no fue otra cosa que la ocupación extranjera del México Antiguo. A continuación, hacemos una lista extensa, pero no definitiva, de los estallidos bélicos registrados durante la Colonia, que por otro lado, dan muestra del espíritu inquebrantable y el heroísmo inocultable que caracterizó a nuestros “Viejos Abuelos” y a su descendencia. Aquí el listado:

/// Conflictos armados y sublevaciones indígenas después de 1521.

1523 a 1531. Fuertes enfrentamientos en la región del Panuco, ofensivas militares de los mixes y zapotecas en Oaxaca, y de los chamulas en Chiapas.

1528. Batallas en “Nueva Galicia” (Jalisco, Michoacán), se alzan los purépechas dirigidos por su tlatoani Caltzontzin.

1531. Los pocos sobrevivientes mexicas respaldados por Tecuixpo (Isabel), hija de Motecuhzoma Xocoyotzin, organizan un insurrección que cimbró todo el centro del país.

1538. En la “Villa de San Jerónimo de los Corazones” (Sinaloa) y toda la región del Norte en la franja del Pacifico encabezada por el gran líder Ayopín.

1540. Los pueblos cazcanes en “Nueva Galicia” bajo el mando de Tenamaxtla.

1541. Emboscada planeada por los últimos “tlacateccatl” mexica y respaldada por los cazcanes, que terminó poniendo fin a la vida del sanguinario capitán español Pedro de Alvarado. En el mismo año se rebelaron en masa Acatic, Nochistlan, Mixtan y Teocaltiche (Esta guerra exigió la desesperada intervención del Virrey Antonio de Mendoza, y la lucha decisiva tuvo lugar en Nochistlan donde cerca de 60 mil anahuacas lucharon hasta la muerte, prefiriendo arrojarse a los precipicios que rendirse).

1561. Se rebelan los zacatecos y huachichiles (Zacatecas y San Luis Potosi).

1570. Sublevación de los cuachiles (Zacatecas).

1571. Sublevación de los chichimecas en Saltillo.

1590-1601. Sublevación de los acaxees en toda la zona de Durango.

1600. Se levantan los guasaves en Sinaloa.

1602-1609. Masiva insurrección de esclavos negros, comandados por el heróico Yanga en Orizaba.

1609. Rebelión de los pueblos yaquis, dirigidos por “Lautero” y “Babilonio”.

1610. Rebelión de los zuaques, tehuecos y ocoronis; también de los yaquimis y los nativos de Tekak en Yucatán, y los xiximes en “Nueva Vizcaya”.

1612. Se alzan los pimas en Sonora y de nueva cuenta los guasaves en Sinaloa.

1613. Nueva rebelión de esclavos negros en la capital de la “Nueva España”, las 33 cabezas de sus líderes rebeldes fueron mandadas a colocar en la Plaza Mayor del centro de la ciudad.

1616-1618. Sublevación de los tepehuanes en la Huasteca.

1621. Rebelión de los pueblos tobosos, los conexes, ococlomes, cocoyames (Mapimí y Parral).

1624. Tumultos y disturbios en la Capital de la “Nueva España”, encabezados por “las castas inferiores” como despectivamente eran llamados por el invasor las poblaciones no originales de Europa.

1625-1532. Levantamiento del líder guasave Tzoo en Sinaloa.

1639. Sublevación de los nativos de Bakalal en Yucatán.

1644. Nueva sublevación en Sonora, ahora por los pueblos mametes, julemes, conchos y colorados.

1650-1653. Años de la gran rebelión tarahumara, acaudillados por el héroe Teporoca.

1659. Conspiración contra el Virrey por parte del migrante y poeta irlandés Guillen Lampart, grandemente apoyado por la población mestiza y esclava de la Colonia.

1660. Se alzan los pueblos oaxaqueños en Tehuantepec, logrando juntar 10mil soldados nativos (se narra que en la batalla del 22 de marzo de ese año, tomaron la bandera de España que colgaba en la Casa de Armas de la ciudad y la ARRASTRARON POR EL LODO).

1662. Nuevo levantamiento tarahumara.

1665. Nuevo levantamiento del Norte con los pueblos conchos, sobas y pimas.

1681. Rebelión en Oaxaca, engrosada por los sectores empobrecidos de la ciudad capital.

1680-1692. Guerra contra la Corona española de los nativos en el hoy estado de “Nuevo México”.

1692. El 6 de junio se desencadenó la violenta toma de las calles por 10 mil sublevados en la capital de la “Nueva España” creándose un gran tumulto y saqueo, luego de que sucediera a plena luz del día en la Plaza Mayor, el inmisericorde asesinato a golpes de una mujer nativa por parte de unos alguaciles españoles.

(Nota: La colosal turba llevo el desfigurado cadáver de la mujer hasta el Palacio del Arzobispado, mientras gritaban “¡Muerte a los españoles y a los acaparadores, al virrey, al corregidor y al mal gobierno!”. Esa noche hubo centenares de muertos. Los alzados no solo eran nativos, sino también había negros, mulatos, mestizos y criollos. Muchos edificios de gobierno fueron quemados, y en los muros calcinados del palacio del virrey al día siguiente apareció escrita la siguiente leyenda: “ESTE CORRAL SE ALQUILA PARA GALLOS DE ESTA TIERRA Y GALLINAS DE CASTILLA”).

1695. Sublevación de los pueblos de Tuxtla en Chiapas.

1696. Nueva insurrección tarahumara abarcando todo Sonora.

1701. Sublevación de los nativos del “reino de Nuevo León”. Mismo año estalla la rebelión en Taretan en Michoacán.

1706. Alzamientos armados de nativos en Acaponeta, Nayarit.

1712. Los tzendales se sublevan en Chiapas.

1709-1720. Múltiples rebeliones hicieron arder toda la Región Norte del país.

1724. Nuevos levantamientos de pueblos nativos en Nayarit.

1733. Insurrección de los nativos en Baja California (los llamados “indios de las misiones”).

1734-1735. En el centro del país, el otomí Nicolás Martin encabezó una rebelión campesina.

1735. Nueva rebelión de negros, ahora en Córdoba, Veracruz.

1737. Insurrección de los yaquis y los mayos.

1740. Ataques perpetrados contra el presidio de Sinaloa.

(… y la lista continua)

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Rebelión tras rebelión, así transcurrieron los tres siglos de la Colonia de la «Nueva España» (1535-1821), la tiránica ocupación romana-europea en el Anahuac.

Es un hecho constatado que NUNCA HA FALTADO VALENTÍA, ni espíritu de lucha en estas tierras mexicanas, y para evitar que toda esta rebeldía se unificara en un solo movimiento, los españoles utilizaron el racismo y la implantación del inmoral y retrograda «Sistema de Castas» como una forma de garantizar su dominación, pues impedían que los “indígenas” vivieran en los mismos pueblos con otros grupos sociales como los criollos, mestizos acomodados y los propios «peninsulares» (españoles), en algunos casos ni siquiera tenían permitido vivir junto a los mestizos y mulatos o los mismos negros para evitar que pactaran algún tipo de alianza con estas otras clases sociales oprimidas. El ostracismo y la miseria fue todo lo que los «indios derrotados» obtuvieron de la Colonia, solo a aquellos descendientes de los nativos que se aliaron a los hispanos en la guerra de invasión a la capital Tenochtitlan, como los tlaxcaltecas, obtuvieron «ciertas concesiones y dádivas» durante el virreinato, pero en realidad, nunca fueron considerados para ocupar puestos de gobierno clave y mucho menos fueron tomados por la Corona en España como ciudadanos de «primera categoría», tan es así que durante los 300 años que duro la Colonia, de entre los 61 virreyes que sucedieron en la gobernación de la «Nueva España», NINGUNO DE ELLOS FUE INDÍGENA. En definitiva, los descendientes de los grupos étnicos nativos de Anahuac, fueron segregados de los grandes negocios, de la política y de las  ciudades principales de la «Nueva España». Sin embargo, aquellas viejas medidas racistas dignas de un “apartheid” moderno, no son de extrañar en lo más mínimo, pues cabe recordar que durante las primeras décadas de la Colonia, después de la invasión y destrucción de la «Confederación Mexica», los anahuacas fueron considerados por los europeos como “seres irracionales y no humanos del todo”, y fue hasta que a mediados del siglo XVI (luego de la famosa y polémica Junta de Valladolid), que el Papa Paulo III decidió que los «indios del Nuevo Mundo» si tenían alma y si podían ser considerados como humanos (¡que generosidad!).

En conclusión, en contrarreplica a todas aquellas irreflexivas voces que se jactan (ignorantemente) en afirmar “que los mexicanos de hoy no somos capaces de superar la Conquista”, la respuesta apropiada para esas afrentas desbordadas de cerrazón, es que los MEXICANOS ORGULLOSOS DE SU ORIGEN ANCESTRAL, nos hemos desprendido de esas etiquetas («mestizo», «hispanoamericano», etc) que el «invasor colonialista» insertó en nuestras mentes para perpetuar «a distancia» su dominación ideológica y muy en cambio, retomamos nuestro único titulo que es el de «Mexicanos» y proclamamos con tesón y toda dignidad que:

“No es que los mexicanos no superemos la Conquista, LO QUE PASA ES QUE NUNCA HEMOS DEJADO DE LUCHAR… ¡la Batalla de 1521 nunca terminó!…”

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Por: Tecuhzoma Teutlahua

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«A la gloria de esa antigua sociedad de grandes poetas, matemáticos, filósofos y guerreros que añoraban una vida entre Flores y Cantos y una muerte al filo de la obsidiana»

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