Es ampliamente conocido, que entre la larga e ignominiosa lista de falsedades y acusaciones infundadas que los invasores europeos hicieron en contra de los pueblos civilizados del México Antiguo (Anahuac), se encuentra la mancha del supuesto “canibalismo” (antropofagia) que practicaban indistintamente y de manera habitual las poblaciones mexicah, que los emisarios de las coronas católicas encontraron a su arribo a nuestro valle central mexicano.
Han llegado tan lejos con sus calumnias y alucinaciones los “patrañeros eurocentristas”, que aseveran que uno de los platillos típicos y ancestrales de nuestra cultura nahuatl, el “Pozole” (Potzolli, en náhuatl), era preparado por los antiguos mexicanos con “carne humana” (¡!), cuando es sabido por la Gastronomía y la Etnología moderna, que los platillos acuosos y hervidos (caldos) de la dieta de nuestros ancestros mexicanos no incluían carne (ni siquiera de animales), pues la base de la alimentación anahuaca era prácticamente vegetariana a base de semillas, frutas, mieles y una extensísima variedad de algas y vegetales, siendo la carne animal un componente escaso en su dieta y ésta proteína se limitaba únicamente a la carne de ciertas especies de peces, reptiles, aves pequeñas e insectos (ejem. libro “La Dieta Azteca” de la Maestra e investigadora Isabel Quevedo).
Por lo anterior, la malintencionada afirmación que pregona sin fundamento científico que el pozole original tenía entre sus ingredientes carne humana, es completamente incongruente y ridícula, pues este platillo o “caldo espumoso de maíz” (de ahí su nombre, «potzolli» significa «espumoso y reventado») que sobrevive hasta nuestros días, comenzó a ser preparado con carne de cerdo o aves de corral ya hasta la época Colonial, cuando se empezó la explotación animal del ganado porcino y avícola traído por los españoles. Los platillos mexicah que incluían carne no se embebían en caldos, sino que se servían fritos o secados con sal del lago y esto tiene un fundamento digestivo y un beneficio alimenticio que los anahuacas del valle ya conocían.
No obstante, lo que sí está documentado y no cae en el terreno de la especulación y en el rumor crónico de los siglos, es el hecho de que en la Europa imperialista SI SE CONSUMÍA CARNE Y SANGRE HUMANA y no estaba destinada esta práctica caníbal solo para los habitantes del orden común, sino que era considerada como un PRIVILEGIO de la nobleza europea y hasta de los mismos reyes.
A pesar de que hoy día, las sociedades occidentales continúan asociando al canibalismo con situaciones extremas de hambruna, casos criminales, personas con serios trastornos mentales, fanáticos religiosos o «tribus americanas y africanas», el exhaustivo repaso histórico de la sombría práctica del canibalismo nos remite precisamente a la Europa de los Siglos XVI al XVII. Al respecto de esta verdad histórica, contamos con el libro «Canibalismo: Una Historia Perfectamente Natural» de Bill Schutt que obliga a replantear las nociones preconcebidas en la materia, pues la investigación de Schutt hace un compendio exhaustivo y se da a la tarea de documentar las costumbres antropofágicas de los viejos europeos.
Precisamente en la Europa del siglo XVII, la práctica de la hematofagia – o consumo de sangre humana – era considerada NORMAL e incluso, era altamente recomendada por galenos (médicos occidentales) para el tratamiento de los epilépticos. El investigador Bill Schutt asegura que tal era la popularidad de la costumbre de beber sangre entre los europeos, que al momento de llevarse adelante las ejecuciones públicas de los procesados por la Inquisición o por los tribunales penales «se podía ver a los epilépticos parados cerca con una copa en la mano, listos para reclamar su vital elixir rojo»… un espectáculo barbárico e inenarrable a todas luces, que sucedía en el corazón de las mejores capitales del autodenominado “Viejo Mundo”.
Según el experto consultado por el medio «New York Post», reyes y plebeyos que habitaban en el continente europeo alrededor del año 1600 consumían rutinariamente CARNE HUMANA, así como tripas y otras partes del cuerpo. «Lo hicieron sin culpa durante cientos de años» recalcó Schutt, quien además agregó que el consumo de sangre se hacía en ocasiones en formato de un polvo combinado con otros ingredientes, un tipo de fórmula prescrita por médicos ingleses incluso hasta bien entrado el siglo XVIII.
También zoólogo de profesión, Schutt asegura que el fenómeno del canibalismo ocurre en toda clase de vertebrados, desde peces a mamíferos, así como en muchos tipos de invertebrados. Y aparentemente no ha discriminado cultura o estatus social a lo largo de la historia humana.
Otra fuente que abona a la certeza de que los europeos medievales practicaban el canibalismo sin recato, al mismo tiempo que acusaban sin pudor y sin pruebas a los pueblos americanos de cometerla, es el libro «Momias, caníbales y vampiros: La historia de la medicina de cadáveres del Renacimiento a los victorianos» y su autor es Richard Sugg, profesor de la Universidad de Durham (Reino Unido). Lo que Sugg cuenta en su libro es un capítulo de la historia de Europa desconocido para la mayoría: el uso de partes de cadáveres humanos, como huesos, piel, sesos, grasa, carne o sangre, para tratar múltiples enfermedades, desde la epilepsia a la gota, el cáncer, la peste o incluso la depresión.
En resumen, es completamente irónico que los desgastados “cuentos para niños” que escribieron los poco fiables y naturalmente tendenciosos cronistas españoles acerca del «canibalismo en el Anahuac», acaben por describirlos a ellos mismos y a sus romanizados pueblos de Europa; pues los «patrañeros eurocentristas» no reculan en repetir mecánicamente sus negras historietas que hablan de “sacrificios humanos” (no comprobados cabalmente a la fecha) realizados en la cima de las pirámides mexicanas («tzacualli») con el objeto de que «todos los habitantes de la ciudad Tenochtitlan pudieran estar atentos al horrendo y sanguinario espectáculo» y así tomar partida cuando los sacerdotes mexicah arrojaran el cuerpo de la víctima sacrificada por las escaleras de los elevados templos, asegurándose de ese modo, que el cadáver llegara al suelo despezado o fracturado y así resultara más fácil para la “ansiosa horda de habitantes caníbales” desmembrar a la «persona ofrendada» para obtener un pedazo de cuerpo humano.
Cuando en realidad, esa sanguinaria escena de hordas hambrientas por carne humana agazapadas al pie de una plataforma de sacrificio, sucedía PERO en las patrias europeas de los execrables cronistas de la Invasión a América, pues el «canibalismo médico» alcanzó tal popularidad en la Europa del siglo XVII que se experimentó un auge inusitado en las ejecuciones públicas a lo largo del continente, y fue muy común y normal tener escenas con cuerpos de prisioneros desmembrados, siendo arrebatados por los enfermos espectadores, interesados en DEVORARLOS aun cuando estas víctimas humanas todavía se encontraban respirando.
Pero, más allá de las adaptaciones modernas y con fines puramente médicos de la polémica costumbre centenaria, Schutt asegura que la noción del canibalismo como una práctica que cura una infinidad de dolencias ha desaparecido prácticamente del todo en la sociedad moderna del siglo XXI.
Sin embargo, una vez más y de un plumazo, queda esclarecido que cada una de las difamaciones que las coronas europeas y sus peones lanzaron contra la Civilización Madre del Anahuac, al final (como era de esperarse) termina retratando de cuerpo entero a los propios difamadores, pues les viene al dedillo a los europeos medievales el indecible adjetivo de “caníbales”: un adjetivo racista y despectivo que nosotros los americanos no nos atrevemos a decir en contra de ninguna nación antigua (siendo que consta esta práctica en otros continentes) y en cambio, los europeos romanizados con total ligereza moral y descaro anti-científico, usan una y otra vez el mote de «caníbales» para describir a los originarios pobladores de las tierras que asaltaron (coincidentemente).
No obstante, para hacer justicia a la Verdad, parte de lo que ha encontrado la arqueología actual como «posibles» (mas no concluyentes) pruebas de antropofagia en el México Antiguo, son algunas muestras AISLADAS de «huesos humanos hervidos» encontrados en cuevas de remotas localidades al norte del país (sierra de Durango), donde se sabe también que habitaban pueblos atrasados semi-nomadas y que no tenían conexión cultural ni étnica, con la esplendorosa cultura y sociedad que se asentó en Tenochtitlan y sus alrededores. Si alguna vez hubo canibalismo en el Anahuac, no fue la norma, ni fue practicada por los pueblos civilizados y generalizar las antropofagias de unos cuantos habitantes de perdidas regiones a donde la lluvia, el maíz y el alimento natural escaseaba, es faltar a la Sabia Razón y poner a la Ciencia y a la Historia al servicio de la propaganda.
Por otro lado, la evidencia de «huesos hervidos» (objetivamente hablando) NO COMPRUEBA de ninguna forma la antropofagia, pues de hecho, cualquier curtidor sabe que para despellejar un cadáver y retirarle la piel es necesario antes hervirlo, y en el caso los «huesos humanos hervidos» encontrados, no implica necesariamente que esos antiguos anahuacas hayan tenido la intención de hacerlo para consumar la ingesta de la carne, sino que también, existe la misma posibilidad de que solo necesitaban obtener la piel desprendida del muerto, para cumplir con algún rito funerario o algún propósito místico-religioso hasta hoy desconocido.
Finalmente, aquí dejamos para la reflexión un argumento mas en contra de la supuesta practica de canibalismo entre los mexicah y éste se haya en un hecho histórico: durante el sitio de Tenochtitlán que plantó Cortes y sus indios aliados en 1521, los aztecas pasaban hambres extremas y se arriesgaban a salir de la ciudad en busca de raíces y otros mendrugos similares, entonces ¿por qué no practicaron el canibalismo en ese momento, cuando mas hambre padecían durante lo peor de la guerra y cuando mas cadáveres humanos estaban disponibles?
Por mas que se intente confundir, algo es seguro: la Verdad siempre sale a la luz, solo es cuestión de saber reconocerla.
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“A la gloria de esa antigua sociedad de grandes poetas, matemáticos, filósofos y guerreros que añoraban una vida entre Flores y Cantos y una muerte al filo de la obsidiana”
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Por: Tecuhzoma Teutlahua.
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jajajajaajajaajajajaajajaajajaja, cuantas patrañas! Que se las crea tu abuela.
O sea no habéis expuesto ni una sola evidencia de vuestro rumor estúpido.
Sin embargo el canibalismo americano no es rumor, ESTÁ ESCRITO Y DIBUJADO Y RECONOCIDO EN LOS PROPIOS CODICES MEXICANOS.
Artículo absurdo donde los haya intentando darle la vuelta a la tortilla.
No he escuchado semejante estupidez más grande en mi vida, culturicense y dejen esa falsa lucha pseudo indigenista, los indígenas no necesitan que incultos como ustedes les defiendan es más se deberían cuidar de ustedes.
Necrosis cerebral hay que tener para creerte y ya para escribir estas falacias históricas sin soporte documentado alguno es tan ridiculo como justificar la bravura y la elevación moral de los verdaderos Canibales que un puñado de antiguos terciarios pusieron en su sitio para bienestar de la región y nacimiento de lo que hoy conocemos como Mexico.
Qué onda con esto? No hay fuentes y ni tienes fuentes verídicas que hubo canibalismo en Europa, pero si hay cuentos de pruebas que lo hubo en Mesoamérica, lo que ha llegado el amarillismo indigenista, ya supera la conquista, en el texto hablas mucho de “nuestros” como si fueras 100% indígena, estoy seguro que tus apellidos son españoles, probablemente un ancestro tuyo fue un “genocida” “asesino”
No he podido acabar de leer. Es una sarta de bobadas y mentira sin precedentes. ¿No te da vergüenza publicar estas tonterias?.
Lo que hay que leer… Si los europeos eran terribles caníbales y los mexicas no… ¿Por qué tras ser conquistados nunca hubo episodios colectivos de canibalismo? ¿Por qué los españoles centraron mucho su atención en educar a las poblaciones de la zona en dejar de comer seres humanos (y así lo narraron en las crónicas), si, según usted, era una práctica natural y hasta bien vista en su sociedad? ¿Qué sentido tiene escandalizarse y utilizar como propaganda negativa de los pueblos indígenas algo que supuestamente era normal en Europa?
Es que sus argumentos son realmente fáciles de desmontar… no sé quien demonios se lo puede creer. Hace falta ser muy tonto, necio o manipulable para pensar esto.
Acepten la historia tal y como es. Algunos de los pueblos indígenas practicaban canibalismo, si. Es un hecho constatado. Pero eso no hace que sus descendientes sean culpables de nada, ni que tengan que pedir perdón ni sentirse defraudados por sus antepasados… igual que un europeo tampoco tiene la culpa del lado negativo de la conquista. Somos un pueblo mestizo y debemos estar orgullosos de nuestras raíces: contextualizando lo bueno y lo malo en cada momento de la historia.
La verdad duele señores, pero en aquellas épocas, hubo canibalismo en todo el mundo, Europa, America, Asia África etc.
Es increíble que a estas altura de los tiempos, la gente aun crea que solo hubo canibalismo en America.
En todo el mundo hubo canibalismo, un ejemplo, en China, los registros escritos datan de practica de canibalismo socialmente aceptada desde hace 2000 años.
Al parecer, algunos paises, se avergüenzan de su pasado y prefieren manipular las Historias.
Mejor vivir con la verdad ante que vivir con la ignorancia.
Una fuente rápida y directa: Bill Schutt ( tiene un video de 5:00 min)
Es una lástima que utilicemos un medio con tantas posibilidades como este y un idioma de tanta riqueza como el nuestro para solemnizar mentiras y perder el tiempo. A mi la comida mexicana me encanta y no voy a dejar de comerla. Lo que si envidio de nuestros antepasados es que al menos ellos sabían lo que comían porque el proceso de elaboración y tratado de los alimentos los conocían directamente, nosotros no . Un saludo
El canibalismo ha existido en toda la historia en todo el mundo, los europeos que escribieron la historia de sus conquistas en América, quemaron los códices y demás escrituras indígenas con motivo de que eran contrarias a su Dios, de ahí que se sabe poco del pasado americano. Lo que si es reconocido, es que la cultura del Anáhuac era de una higiene impecable y unas costumbres muy apartadas de la inmoralidad europea (en Tenochtitlán y en Teotihuacan, se bañaban diario y existía drenaje, cosa muuuy diferente al Palacio de Versalles que no llegaban a baños), además que su dieta era básicamente de plantas e insectos.