Desde hace ya un buen número de años es común observar gente vestida con motivos inspirados en la civilización mesoamericana en lugares estratégicos de la Ciudad de México y en sus inmediaciones. Sobre todo se trata de sitios arqueológicos o que tuvieron preponderancia dentro del altiplano central en Mesoamérica. A la mayoría de las personas les resulta, hoy por hoy, de lo más natural el observar a estos “danzantes”, quienes al grito de mexihcah tiahui (vamos mexicanos), se organizan en forma de círculos a la par que se oye el toque de los caracoles y el tambor. Detrás de toda esta parafernalia subsiste una ideología peculiar, avivada por más de ochenta años de labor propagandística de sus líderes; detrás de este “ritual nativista”1 se encuentra lo que los especialistas han denominado: el movimiento de la mexicanidad.
Pretendo en este espacio elaborar un bosquejo de cómo y por quiénes se constituyó el llamado movimiento de la mexicanidad; asimismo indagar cuáles eran sus planteamientos generales y en qué situación histórica global se inscribió éste.
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