Nuevo Mundo 1976

La película Nuevo mundo, de Gabriel Retes, relato de la “conquista espiritual” española a través de la fabricación de una virgen indígena a principios del siglo XVII, pasó inadvertida debido a la censura que ejerció el gobierno hace ya un cuarto de siglo.

Es, pues, un filme que los mexicanos no han visto.

La censura fue encabezada por Margarita López Portillo cuando su hermano,  el entonces presidente de la República,  la nombró directora de Radio, Televisión y Cinematografía (RTC) de la Secretaría de Gobernación. Para no crear controversia la proyectó, sin publicidad, sólo cuatro días, a partir del jueves 10 de agosto de 1978.

El cineasta Gabriel Retes, actual agregado cultural de México en Costa Rica, acepta contar la historia a este semanario. Del largometraje (de 113 minutos) –que comenzó a rodar en 1976, cuando tenía 29 años y el presidente era Luis Echeverría, y la terminó en febrero de 1977, ya en el gobierno de López Portillo– y que permaneció enlatado durante 18 meses, cuenta:

“Qué ganas de partirle la madre a esa película. Desde la óptica retrógrada, Margarita López Portillo y sus secuaces la congelaron. Ella la odió porque atentó contra su moral y las buenas costumbres. Ante mi presión de que se estrenara, la mandó a salas de poca afluencia: Ciudadela, Tlalpan, Atoyac, Alameda I y Cinema Aragón II. Se la querían llevar a los festivales de Cannes y Berlín y no la dejó salir.”

El proyecto surgió después del éxito de Chin Chin el teporocho:

“Me ofrecieron varias historias y escogí este tema fuerte y lo rodé. No pensé que causaría polémica. Ya se había estrenado Canoa. Es decir, ya se habían proyectado películas duras. No sospeché que pudiera causar la controversia que causó al grado de haber sido ignorada por completo.”

Nuevo mundo fue producida por Conacine y el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica (STPC). Costó más de un millón 250 dólares, lo que según Retes la colocó como la película con más presupuesto dentro del cine mexicano hasta ese momento.

“¿Te puedes imaginar lo que se ve en la película con ese presupuesto? Además, está filmada en Panavisión, el formato más grande.”

–¿Por qué escogió este guión?

–Porque me encantó. La película forma parte de la época que yo llamo el nacimiento del cine mexicano, después de todo el cine de posguerra –la llamada época de oro–. Fue de 1973 a 1976. Y esta cinta es de 1976. Entonces los realizadores teníamos una completa libertad de expresión, por eso la hice como quise. No me dijeron nada.

“Después del éxito de Chin Chin el teporocho,  que en 1975 fue la película más taquillera junta a una de Cantinflas, me dieron a seleccionar  varios guiones, entre ellos el de Nuevo mundo, escrito por un catalán de gran talento, Pedro Miret. Yo a mi vez le metí la parte de ‘la visión de los vencidos’. No nos pusimos de acuerdo y por eso no hay crédito de guionista. El protagonista es Aarón Hernán, ahí debutó Elpidia Carrillo. La fotografía es de Daniel López, un gran fotógrafo.”

En la historia, los conquistadores enfrentan un inminente levantamiento indígena por su rechazo a la evangelización. Entonces fray Pedro Francisco de Cañas convence al pintor indígena Manuel Ortiz para que invente una virgen empleando a una nativa como modelo, y que presente la obra al pueblo proclamándola como una aparición y, por tanto, como un milagro.

Retes precisa:

“Durante la conquista, en el proceso de evangelización, se narra la necesidad de la Iglesia de llevarla a cabo totalmente. Es todo el contubernio de la Iglesia por apagar la sublevación encubriéndola en un mito religioso. Un sacerdote dice a otro:

–Los indios se sublevan, qué hacemos.

Y el otro le contesta:

–Vamos a darles una virgen que se parezca a ellos, pero bendecida por nosotros.

–Entonces es un símil con la Virgen de Guadalupe.

El director sonríe:

–Eso lo estás diciendo tú.

En el elenco del filme intervienen Elpidia Carrillo, Luis Couturier, Carlos Chávez, Enrique Gilabert, Guillermo Gil, Aarón Hernán, Tito Junco, Ernesto Liceaga, Juan Angel Martínez, Jaime Ramos, Ignacio Retes, Bruno Rey, Jorge Humberto Robles, María Rojo, Jorge Santoyo, Alejandro Tamayo y Abel Woolrich.

Para Retes la película –rodada en su mayor parte en Michoacán, pero también en Guanajuato y el Estado de México– es buena y vigente. Señala que tiene la ventaja de ser una película de época –“los españoles andan a caballo y con sus armaduras, hay miles de extras, es como si estuviera filmada en Hollywood”–, por lo cual “parece haberse hecho el día de ayer”.

–¿Cuál fue el papel que más le gustó?

–Es complejo. Los cuatro protagonistas, Aarón Hernán, Tito Junco, Juan Angel Martínez y Elpidia Carrillo están espléndidos en sus papeles. Tuve los medios, como se ve. Pude ensayarla y hay cosas que el cine mexicano todavía no había hecho, como algunos planos-secuencias de cinco minutos que no se notan. Ese es el chiste de un plano-secuencia, que no se note.

–¿Cuál fue su experiencia?

–Fue maravillosa. En mis tres películas de esa época: Chin Chin el teporocho, Nuevo mundo y Flores de papel, tuve todo.

–En el terreno de la censura, ¿cómo le afectó?

–La ventaja de los cineastas es que las películas quedan. No tengo que decir: ‘Yo quise filmar una película llamada Nuevo mundo y no pude’. El chiste es que la película está hecha y tiene importancia, trascendió al momento en que se filmó. La censura que recibió ha sido una contrariedad, pero hay una máxima: el cine no deja mentir. Las películas están ahí y se pueden ver. Incluso la llevé con éxito a la Paralela del Festival de Montreal en 1991. Ahora la película está totalmente libre de derechos.

De cara al presente, invita:

“Haber si alguien se arriesga a estrenarla porque es una película virgen. Quizá saldrá a la luz si a algún visionario le dieran ganas de exhibirla en México.”

Interrogado sobre las presiones para impedir recientemente la exhibicion de otro filme con temática religiosa. El crimen del padre Amaro, que está rompiendo todos los records de taquilla, Retas, que espera estrenar este año su última obra, @festival.ron, advierte

“Lo que pasó afortunadamente nos demostró al sector más retrogrado de la sociedad, que se atreve a atacar a un escritor de principios éticos como Vicente Leñero, a un productor como Alfredo Ripstein, el público lo puso en su lugar. Eso nos habla muy bien de la madurez del público mexicano.”

Todavía un tema fuerte

Aarón Hernán, quien protagoniza al sacerdote que crea toda la invención de la virgen por orden de la Iglesia, se refiere a Nuevo mundo como una historia fuerte:

“Me llamó la atención que se abordara el mito o la leyenda de la Virgen de Guadalupe aunque no se nombra. Si se hubiera mencionado directamente a la Virgen de Guadalupe hubieran quemado la película, pero se entiende que es eso.”

En entrevista en un Sanborns cercano a su casa de Ciudad Jardín, al sur de la ciudad, Hernán comenta que en 1976 los actores y el director no pensaban que pudiera haber censura aunque sabían que causaría polémica:

“Era un tema tabú. No se tocaba al ejército, al presidente y ni a la Virgen de Guadalupe. Cuando vimos terminado el filme dijimos: ‘esto va a estar grueso’, y sí, pues no se le dio difusión. Se lanzó en lo oscurito. Obraron muy inteligentemente, no hicieron polémica.

“Cuando Nuevo mundo estuvo lista y vieron que estaba fuerte la estrenaron sin publicidad, en cines que no eran importantes y sólo se proyectó una semana. Desapareció sin ningún escándalo. No hubo oportunidad de que se le criticara. Ultimamente la han pasado en Cine Latino, por cable, pero nunca se comentó públicamente el tema como fue el caso de El crimen del padre Amaro, que por eso tuvo un gran éxito.”

Según el actor, nacido en 1930 en Camargo, Chihuahua, la Iglesia católica no se enteró de la cinta, “de lo contrario hubiera sido tremenda su reacción y de las organizaciones fanáticas y reaccionarias”.

Tampoco se trataba de rodar un largometraje para causar polémica:

“En el momento que lo realizamos, efectuábamos un trabajo como actores y Gabriel Retes como director de un guión muy interesante y lo respetó mucho. Pensábamos que era una gran película y que a nivel internacional sería bien recibida. La hicimos como cualquier cinta, de acuerdo con el guión, con los personajes y no para demostrar que no existieron las apariciones de la Virgen de Guadalupe.”

Retes, señala el también actor de teatro y telenovelas, realizó dos ediciones porque la primera era muy larga; la segunda quedó más accesible al público.

Describe a su personaje y habla de su interpretación:

“Es un sacerdote tremendo, podía ser hasta asesino. Todo lo hacía por el bien de la Iglesia y los indígenas, ni modo, el fin justifica a los medios. Lo interpreté como un sacerdote muy convencido de lo que se necesitaba hacer en ese momento, no por maldad, sino porque sencillamente se tenía que hacer eso, para acabar con las matanzas y las masacres que fueron objeto los indígenas en esa época, bueno, hasta la fecha.”

No le fue difícil interpretar su papel porque el realizador brindó confianza a los actores:

“Discutíamos mucho antes de filmar las escenas. Hubo una gran comunicación, un gran entendimiento. No hubo tensión y no pensamos en las posibles consecuencias que pudiera tener la censura.”

Le gustó mucho la actuación de Juan Angel Martínez como el pintor, pero también la de Tito Junco:

“Fue un gran villano. En la historia era el obispo y a veces actuaba como villano y Retes le decía que no, que diera la orden normal de asesinar a 500 indígenas. El director lo controló muy bien.”

Destaca Hernán que todo el equipo del proyecto estaba entusiasmado por la importancia que le dio el gobierno:

“Lo disfrutamos mucho y era mucha la responsabilidad. El peso era enorme por los millones de pesos que se le otorgó. En esa época criticaron mucho que se le hubiera dado tanto dinero a Nuevo mundo, argumentaban que pudieron haberse filmado seis historias con ese presupuesto. Luis Echeverría era el presidente y su hermano Rodolfo era director del Banco Nacional Cinematográfico (BNC).”

Emilio García Riera menciona en su libro Breve historia del cine mexicano que la gestión de Rodolfo Echeverría al frente del BNC derivó en una producción de cine estatizada, pero no afectó los intereses privados de la exhibición y la distribución; al contrario, los fortaleció.

También escribe el historiador de cine:

“Con esa estatización –mayoritaria, no total, y forzada en buena medida– culminó en 1976 una época excepcional de cine mexicano. Nunca antes habían accedido tantos y tan bien preparados directores a la industria cinematográfica ni se había disfrutado de mayor libertad en la realización de un cine de ideas avanzadas.

“A pesar de que una muy actuante censura previa impidió muchas veces el abordamiento crítico de temas políticos y sociales de actualidad, y a pesar de que el cine se hizo eco de una retórica oficial tercermundista y demagógica, los nuevos cineastas resultaron capaces por la cultura y por oficio de reflejar en sus películas algo de la complejidad y la ambigüedad de lo ideal.”

El BNC fue beneficiado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, a cargo de José López Portillo, con una inversión de mil millones de pesos. Entonces el Estado decidió crear sus propias firmas productoras. Conacine en 1974, Conacite I y Conacite II en 1975.

Conacine haría las películas más caras; Conacite I trabajaría con el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinemtográfica (STPC), y Conacite II con el Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica (STIC).

Ahora Hernán exalta:

Nuevo mundo es vigente con una gran producción y está muy bien editada. Se cuidó mucho, pues había dinero para hacerla.”

Texto tomado de aquí

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