LA MEMORIA, El Arma De Los Guerreros De Anáhuac.
El arma más contundente para colonizar a nuestro pueblo desde 1521 fue la pérdida de su identidad. Aparte tanto los cañones, las espadas, las intrigas y las traiciones, la viruela y el sarampión.
Cuando a una persona, a una familia o a un pueblo se le quita la “memoria”, se le deja indefenso y vulnerable. Por la amnesia, no sabe quién es, no sabe de dónde viene, ni a dónde va. Qué le pertenece y qué le es ajeno. Quién es su enemigo, quién su explotador. No diferencia la mentira de la verdad, la injusticia de la justicia. Es como si lo dejaran mudo, ciego y sordo, en un pavoroso estado de indefensión total.
Esto es justamente lo que nos hicieron en estos cinco siglos de ocupación y colonización extranjera. Los primeros tres siglos los “gachupines” se adjudicaron nuestro Cemanahuac, para sí y para la corona española el virreinato de la nueva España, en donde los pueblos originarios no tenían ninguna oportunidad. Su calidad era de vencidos y esclavos, como el filósofo español del siglo XVI, Ginés de Sepúlveda lo afirmaba. Las leyes, las autoridades y las instituciones eran de carácter colonial y estaban creadas para regular la explotación humana y la depredación de la naturaleza de los vencidos, no para
impartir justicia y procurar el bienestar de los invadidos.
Los siguientes dos siglos, gracias a una lucha entre parientes, los “criollos” traicionaron a los “gachupines” y crearon “su país”, al que le llamaron “México” en honor a los mexicas. No se abolió el sistema colonial, lo único es que los “criollos” desplazaron a los “gachupines”, los expulsaron “de sus país” y tomaron el poder. La sociedad mexicana “es de unos cuantos y de amigos”, es racista, clasista, explotadora y depredadora. Aun en pleno siglo XXI vivimos en una sociedad hipócritamente colonial.
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